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Desde hace un tiempo, existe la posibilidad de adquirir lo que se denomina como disco duro híbrido. A pesar de haberle dedicado un artículo a los tipos de disco duro, vemos conveniente dedicarle un artículo a este tipo.
Este componente de tu equipo informático puede recibir muchos nombres. Popularmente se le conoce como SSHD, en relación a que son unidades de estado sólido híbridas.
A pesar de ser muy atractivo económicamente y que cumple a nivel funcional con las necesidades que quieres para un disco duro, lo cierto es que hay un gran desconocimiento entre muchos usuarios sobre en qué consiste y qué ventajas, así como inconvenientes, puede tener un disco duro híbrido.
En este artículo te resolvemos estas dudas y te exponemos cómo puedes aprovechar todo el potencial que te ofrecen estos discos duros tan especiales.
Qué es un disco duro híbrido
La denominación de SSHD no es casualidad. Un disco duro híbrido consiste en una unidad de almacenamiento que combina la tecnología de los discos duros HDD y los que son SSD. Por ese motivo recibe el nombre de híbrido y aúna las siglas de ambos.
Para entender la funcionalidad que puede ofrecer, se hace necesario diferenciar los discos duros HDD de los SSD.
Los discos duros HDD llevan estas siglas por Hard Drive Disk. Sirven, efectivamente, para el almacenamiento de datos digitales. Están comercializados desde el año 1996, cuando IBM sacó a la venta la primera unidad.
Los HDD tienen dos ventajas clave, sobre todo si los comparamos con los SSD. La primera de ellas es el precio, ya que son realmente económicos en la proporción de precio y capacidad.
De hecho, el potencial de almacenamiento de estos discos duros es bastante mayor que el de los SSD. Puede llegar hasta los 10 TB y los que menos capacidad tienen, como mínimo alcanzan 1 TB.
Por su parte, los SSD reciben ese nombre en relación a la denominación de Solid State Drive. Representan la alternativa más nueva respecto a los discos duros tradicionales.
Su mayor diferencia es que no se basan en componentes mecánicos, sino que almacenan la información con microchips presentes en memorias flash.
Esta composición interna y funcionamiento, le otorga máxima eficiencia, rendimiento y durabilidad.
Además, se han diseñado en las mismas dimensiones que los HDD, pensando así que pueden ser adquiridos como sustitutos de ellos, para los usuarios que deseen aprovechar sus elementos más innovadores.
A la hora de trabajar con un SSD, se nota. Son menos ruidosos, no vibran, no sufren fragmentación, consumen menos energía, arrancan mucho más rápido y pueden transferir datos a una velocidad de entre 200 y 500 MB/s.
La desventaja se encuentra en el precio, sensiblemente más caros que los HDD y, además, en el almacenamiento. Un SSD puede almacenar entre 256 GB y 4 TB como máximo, aunque conforme pasa el tiempo cada vez se consiguen desarrollos de mayor capacidad.
Ventajas e inconvenientes del disco duro híbrido
El disco duro híbrido combina ambas tecnologías, la de los HDD y la de los SSD, intentando así ofrecer todas las ventajas de ambas para los usuarios.
En la práctica, la fabricación de un SSHD consiste en un disco con memoria Flash y platos magnéticos. Gracias a un controlador, se diferencia entre las aplicaciones que deben aprovechar la primera y las que pueden funcionar con los segundos.
De esta manera, cuando un usuario intenta ejecutar un programa que usa habitualmente, aprovechará la velocidad propia de los SSD para que se cargue cuanto antes. De forma adicional, podrá contar con las capacidades de almacenamiento propias de los HDD.
Todo ello con la ventaja complementaria de que el precio de un disco duro híbrido es bastante menor que el de un disco duro SSD.
No obstante, hay que dejar claro que un SSHD tiene sus inconvenientes. En primer lugar la cantidad de memoria Flash utilizada es menor que en un SSD corriente.
Además, nosotros no decidimos qué programas se almacenan en cada lugar, lo hace el sistema por nosotros y es posible que no siempre acierte.
Por último, existen los mismos riesgos de durabilidad que tiene un disco duro tradicional, por lo que debemos deducir que con el tiempo es más probable sufrir una avería, que si optamos directamente por los SSD.
En conclusión, los discos duros híbridos representan una excelente opción para determinados usuarios, concretamente para los que quieran aprovechar algunas de las ventajas de los SSD sin tener que realizar una gran inversión.
En las mejores marcas, un disco duro híbrido respecto a un SSD, tiene un precio hasta 5 veces inferior. No obstante, sí que se está equiparando este coste en el mercado y cada vez más marcas ofrecen un SSD bastante asequible.
Para quienes busquen máximo almacenamiento, así como la menor inversión que sea posible, los HDD son los discos duros más recomendables. Por descontado, si buscas durabilidad, resistencia y rendimiento y no te importa invertir ahora un poco más, para en el futuro no tener que preocuparte de nada con respecto a tu disco duro, la opción de SSD también resulta muy atractiva.